Viernes 5 de Abril de 2013
La ciudad de La Plata lucía ayer en toda su intensidad las consecuencias que la catástrofe que la asoló el martes, con vecinos todavía intentando sacar el agua de sus casas.
Sin energía eléctrica en casi toda su superficie la mayor parte del día (el suministro recién comenzó a normalizarse hacia la noche), los vecinos pugnaban por conseguir agua potable para satisfacer sus necesidades básicas, ya que la mayoría de los comercios lucías sus persianas bajas por temor a saqueos que de todos modos no pasaron de algunos episodios puntuales.
En las veredas de amplias zonas de barrios como La Loma, Norte, Villa Elvira o Tolosa -algunos no muy lejanos del centro de la ciudad-, los vecinos seguían intentando sacar el agua embarrada de sus hogares, sin ninguna ayuda oficial. El panorama era desolador: la gente limpiaba como podía los pocos enseres que había logrado salvar en pequeños recipientes en las veredas.
Muchos de ellos realizaron piquetes para reclamar por la falta de asistencia, y en varios puntos se organizaron para, por sus propios medios, conseguir camiones que les permitieran deshacerse de los desechos en que se habían convertido muebles, electrodomésticos y ropas, en muchos casos todo lo que poseían. También la ciudad lucía plagada de vehículos de todo tipo dañados, en muchos casos en forma irreversible, por el agua.
En las principales avenidas, como 7, 13, 19 y 44, pero también en decenas de calles laterales, las veredas, aún cubiertas por el barro arrastrado por el agua, estaban sembradas de restos de muebles abandonados por sus propietarios, a la espera de que alguien los retire. Hasta volquetes llenos de piedras y deshechos de obras en construcción fueron arrastrados por el agua y todavía permanecían dónde la corriente los había dejado.
El clima social, en tanto, era de notable tristeza y el movimiento de gente y vehículos, mucho menor que un día normal en la Capital Provincial. En muchos lugares, la presencia de vehículos militares o de fuerzas de seguridad daba la sensación de un lugar arrasado por la guerra.
