Viernes 21 de Junio de 2013
El día después de la marcha atrás en los aumentos de transporte, cientos de miles de personas volvieron a ganar las calles.
La primera protesta multitudinaria que se realiza en Brasil un día después de que catorce ciudades suspendieran el aumento de las tarifas de transporte público en atención a la demanda inicial de las manifestaciones convocó ayer a cientos de miles de personas a lo largo y ancho del país. Las movilizaciones eran en su mayoría pacíficas, aunque se registraron algunos disturbios y enfrentamientos con la policía.
Imágenes televisivas permitían constatar que las principales calles y avenidas de decenas de ciudades en todo el país estaban siendo gradualmente tomadas por impresionantes columnas que reivindican, entre otros muchos puntos, el fin de la corrupción, el no "derroche" de dinero público en el Mundial de 2014 y la Copa Confederaciones y mejoras en vivienda, salud y educación.
El anuncio de los gobernadores y alcaldes de todos los partidos políticos de la suspensión del aumento de las tarifas de tren, micros y metro es blanco de críticas, debido a que para atender la demanda dijeron que "sacrificarán" inversiones previstas, quitarán recursos a otras áreas o aumentarán impuestos. Esto fue especialmente criticado por el Movimiento Pase Libre, grupo que dio el puntapié inicial de las protestas, puesto que, aclararon sus líderes, desde un principio exigieron que la rebaja fuera costeada reduciendo las ganancias de los empresarios del transporte y no recortando recursos de otros sectores.
Aunque la convocatoria de los distintos grupos y movimientos que participan de las protestas lo hacen apelando a la "no violencia", se registraron algunos disturbios. Uno ocurrió en Salvador de Bahía, donde se enfrentaron Uruguay y Nigeria por la Copa Confederaciones. Los manifestantes intentaban aproximarse al estadio Fonte Nova, donde se realizaba el partido, y fueron reprimidos por la Tropa de Choque de la policía militarizada y efectivos de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, que usaron gases lacrimógenos, gas pimienta y balas de goma para contener a la multitud.
En Brasilia, donde un reforzado esquema de seguridad está a cargo de 3.500 efectivos, también se registraron algunos principios de disturbios cuando los manifestantes intentaron vulnerar el cordón de seguridad interpuesto por los agentes en torno de la sede del Congreso Nacional, que el lunes, en una marcha anterior, fue "tomado" por manifestantes.
También en Río de Janeiro, donde actúan en la seguridad la Tropa de Choque de la Policía Militarizada y la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, hubo momentos de confusión y corridas. Por precaución, y a raíz de los actos de vandalismo que se registraron en varias ciudades durante las protestas de los últimos días, los comercios, las oficinas públicas y empresas resolvieron cerrar sus puertas más temprano para que sus empleados pudieran llegar a sus casas.