Viernes 24 de May de 2013
El líder norteamericano reiteró su deseo de cerrar la cárcel de Guantánamo, aunque trasladó responsabilidades al Congreso.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció ayer un renovado impulso para cerrar la denostada cárcel de Guantánamo y directrices más estrictas para los ataques con aviones no tripulados ("drones"), si bien defendió la legalidad de una estrategia frente a las crecientes críticas que ha venido cosechando.
En un discurso sobre seguridad y defensa en la Universidad Nacional de Defensa de Washington, el mandatario subrayó que tras diez años de agresiva lucha contra el terrorismo, el país está en la "encrucijada" de definir cómo quiere continuar combatiendo una amenaza que ha cambiado, en un mundo también distinto. "Esta guerra, como todas las guerras, tiene que acabar", subrayó Obama, quien precisó que ello no quiere decir que se vaya a dejar de luchar contra una amenaza terrorista aún presente, aunque de forma distinta. Y es que, señaló, organizaciones como Al Qaeda son cada vez menos influyentes, mientras se perfila una creciente amenaza de actos individuales e incluso domésticos como el atentado de Boston.
Parte del cambio de estrategia requiere terminar con un centro de detención como el de Guantánamo, que en los últimos años no hizo más que perjudicar la imagen y eficacia internacional del país. "Nuestros aliados no cooperan con nosotros si creen que un terrorista va a terminar en Guantánamo", afirmó el mandatario. Por ello anunció el fin de la moratoria al traspaso de los detenidos en Guantánamo a Yemen, aunque puntualizó que se estudiará "caso por caso" cada uno de los posibles beneficiarios. Además, designará a un nuevo "alto enviado" de los Departamentos de Defensa y Estado cuya "única responsabilidad" será "lograr la transferencia de detenidos a terceros países".
Obama también le pidió al Congreso que levante otras restricciones que impiden hasta la fecha el envío de otros detenidos a terceros países y explicó que le pidió al Departamento de Defensa que busque una instalación en Estados Unidos donde se puedan celebrar las comisiones militares hasta ahora realizadas en la base cubana.
Pero implícitamente reconoció que ninguna medida logrará el fin último de su frustrada promesa de cerrar Guantánamo en su primer año de mandato, en 2009, si en Washington falta la voluntad política de tomar decisiones firmes al respecto. "En vista de la caza implacable de mi gobierno contra la cúpula de Al Qaeda, no hay justificación, más allá de intereses políticos, para que el Congreso nos impida cerrar una instalación que nunca debería haber abierto", retó Obama.
Una huelga de hambre seguida durante las últimas semanas por más de cien de los en total 166 presos que continúan en la base volvió a poner bajo los focos el problema de Guantánamo. A ello se refirió el propio mandatario, quien se vio sorprendido durante su alocución por una activista que le reclamó el cierre inmediato de la base y le recriminó que no haya hecho más esfuerzos, ante la visible incomodidad de Obama.