Martes 1 de Octubre de 2013
Con esa frase, Barack Obama intentaba destrabar la discusión y evitar el cierre del Gobierno.
Demócratas y republicanos debatían anoche intensamente para intentar acordar un nuevo presupuesto y evitar así el cierre inminente del Gobierno federal, el primero en 17 años, que ya causó ayer una fuerte caída de la Bolsa.
En medio de las negociaciones, el Senado, donde los demócratas son mayoría, rechazó, por 54 votos a favor y 46 en contra, la ley aprobada por la Cámara de Representantes. Con ese panorama, resultaba casi inevitable que el gobierno tenga que suspender por falta de fondos actividades no esenciales a partir de hoy, cuando termina el año fiscal.
Como estaba previsto, el Senado votó en contra de la enmienda que los republicanos, presionados por su sector más derechista, el Tea Party, aprobaron para condicionar el aporte financiero y evitar un cierre parcial del gobierno, a un retraso de la aplicación de la reforma sanitaria promulgada en 2010, uno de los mayores logros del presidente Barack Obama, y devolvió la ley a la Cámara baja.
"El destino del país está en juego", enfatizó el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, tras la votación. En respuesta, los líderes republicanos de la cámara baja presentaron un nuevo plan presupuestario, que seguía atacando la reforma sanitaria aunque permitía evitar el cierre del gobierno.
En su nueva propuesta se postergaría de enero de 2014 a enero de 2015 la entrada de vigor de la cláusula legal que hace obligatoria la contratación de un seguro de salud para todos los estadounidenses, según declararon fuentes republicanas al Washington Post y a la revista Político.
El presidente de EE.UU, Barack Obama, planteó ayer que no estaba "resignado en absoluto" a que el Congreso provocase el "cierre" parcial del Gobierno federal por falta de acuerdo. Tras confirmarse el empantanamiento, Obama advirtió que el cierre "trabará los engranajes" de la economía del país en un momento clave para la recuperación a no ser que el Congreso lo evite.
Además, agregó que haga lo que haga el Congreso, la reforma de salud seguirá imponiéndose. "Una parte importante de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible entra en vigor mañana (por hoy), no importa lo que el Congreso decida hacer hoy", sentenció en una conferencia de prensa, y subrayó que los fondos para esa ley "ya están implementándose. No pueden ‘cerrarla9".
El mandatario acusó luego de irresponsables a los republicanos por poner en riesgo la leve mejoría de la economía estadounidense con sus bloqueos parlamentarios.
Pero la falta de acuerdo acerca del presupuesto para el ejercicio 2014 y el límite de endeudamiento federal provocó que Wall Street abriera hoy con un fuertes descensos, que el Dow Jones cayera el 1%, que el selectivo S&P pierda el 0,88% y que el índice compuesto del mercado Nasdaq ceda el 1,08%.
El último cierre federal ocurrió en enero de 1996. Un nuevo bloqueo obligaría a mandar a casa a casi 800.000 funcionarios durante el tiempo que dure la escasez de fondos y podría costar más de 1.000 millones de dólares a las arcas públicas, según la Casa Blanca. Los únicos que se salvan, gracias a un acuerdo bipartidista logrado este fin de semana, son los militares, quienes seguirán recibiendo sus cheques pase lo que pase en el Congreso.
Pero las consecuencias negativas no se circunscribirían exclusivamente para los empleados federales. La parálisis en el Congreso también afecta las negociaciones por el techo de deuda, cuyo límite se superará el 17 de octubre, momento en que el Tesoro de Estados Unidos dispondrá solo de 30.000 millones de dólares para cumplir con sus obligaciones.