Jueves 25 de Agosto de 2016
Colonia Caroya es conocida por sus salames y productos artesanales, pero desde el siglo XVII se viene produciendo vino con características propias, en la última edición del Concurso Internacional de Vinos y Licores "Vinus 2016" la bodega "La Caroyense" ganó tres premios. Córdoba se afianza en la producción vitivinícola.
Colonia Caroya se fundó por decreto de Nicolas Avellaneda en 1876 en terrenos del primer establecimiento rural Jesuita de nuestro país, la estancia Caroya. Italianos de la región de la friulana hicieron de un monte seco y bravo, un vergel donde se produjo vino regional de calidad desde antes que nuestro país sea tal. Hoy, los vinos de Colonia Caroya son conocidos en el mundo entero. Acaban de ganar dos medallas de oro y una de plata en el 13 Concurso Internacional de Vinos y Licores “Vinus 2016”
La Colonia además del vino, se destaca por sus productos artesanales y orgánicos, todo con un sello propio y un sabor inconfundible. Colonia Caroya, con el avenida más larga del país rodeada de plátanos, la Av. San Martín, de 9 km. de extensión, es un destino muy interesante para todos aquellos amantes de los sabores y aromas que trajo la inmigración en nuestro país.
“La Caroyense” es una bodega emblemática en este tierra en donde el vino es un gen matriz que recorre y simboliza la esencia de una colonia de inmigrantes, que no sólo vino hacerse la América, sino que creó un micromundo especial, Colonia Caroya. Esta bodega elabora vinos regionales, varietales, grapa y desde 2004 produce champagne, la primera hecha en Córdoba.
El Concurso Internacional de Vinos y Licores “Vinus 2016”, se hizo en Mendoza, y es uno de los eventos más importantes de América del Sur. Participaron 145 bodegas de 17 países, y “La Caroyense” obtuvo los siguientes premios:
Vino Reserva Paso Viejo Tanta-Malbec. Cosecha 2014, medalla de plata con 88 puntos.
Vino Espumante extra brut blanco CaroyensePiu. Cosecha 2015, medalla de oro con 92 puntos.
Vino espumante CaroyensePiuNature. Cosecha 2015, medalla de oro con 90 puntos.
Desde el siglo XVII los jesuitas se afincaron en lo que luego fue esta ciudad, en una estancia en donde hicieron vino y crearon y transmitieron una historia de amor por esta tierra a todos aquellos que se acercaban a estos solares. La tradición vitivinícola luego es retomada por estos italianos que sólo llegaron con sus sueños y mucha esperanza. Hoy, el fruto del trabajo de tantas generaciones, se demuestra en estos vinos que se abren paso en el mundo.