Lunes 5 de Agosto de 2013
Se trata de hombres y mujeres que desde al año pasado, gracias a la Ley de Identidad de Género, tienen un documento acorde con su aspecto y la esencia de su ser.
Unos 3 mil hombres y mujeres darán un paso más hacia la ciudadanía plena, al votar por primera vez en las elecciones del 11 de agosto con nombre y foto acorde a la identidad de género autopercibida, triunfo del colectivo trans después de una larga historia de lucha.
La Ley de Identidad de Género aprobada hace poco más de un año, el 9 de mayo de 2012, consiguió que miles de personas trans hoy estén deseando ansiosas el momento en que participarán del acto eleccionario "en nombre propio".
"Ahora que legitimamos nuestra identidad de género y estamos por votar con nuestro verdadero nombre sentimos una gran ansiedad por participar en esta democracia, porque hemos dado un paso más hacia nuestra inclusión e integración", dijo Marcela Romero, titular de la Asociación Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina (Attta).
Al mirar hacia atrás en el tiempo, Romero, junto a un grupo de promotoras de salud reunidas en un salón de la entidad en el barrio de Congreso, no pudo dejar de recordar "el día de 1983 en que votó por primera vez, claro, con el documento anterior".
"En esa oportunidad voté por la libertad, más tarde por nuestra identidad y nuestros derechos vulnerados, y ahora iré a votar por la inclusión social, laboral y educativa del colectivo que integro, el de las mujeres y varones trans", sostuvo la titular de Attta.
La referente estimó que este nuevo capítulo de la historia de lucha del colectivo trans dejó atrás la humillación y la vergüenza, "porque hoy su voto refleja lo que es y lo que quiere para su país". "Ahora por fin nadie te puede decir nada porque la imagen que tenés es la imagen social, con la que te movés las 24 horas del día, la que se corresponde con el nombre que vos te construiste", subrayó Romero.
La humillación, en el pasado
Para July Romero, a cargo del área administrativa de la entidad "la experiencia de haber votado en los últimos comicios en filas mixtas ya fue un gran avance".
Tampoco pudo evitar comparar su presente con ese pasado colmado de "bronca y miedo, cuando llegaba el día de ir a votar".
Es que para la mujer de casi 60 años, la historia de vida estuvo repleta de privaciones, como cuando decidía "no ir a votar para no tener que hacer la fila de varones".
"O iba los últimos minutos antes del cierre de los comicios, para pasar desapercibida, para -en el apuro- poder entrar al cuarto oscuro, y no tener que sentir la humillación de que alguien gritara tu nombre (no coincidente con tu imagen) y que todos te miraran", contó July.
Ahora que todo eso ya pasó, "estamos ansiosas por votar con nuestro verdadero nombre y que podamos hacerlo sin problemas; que hayan terminado de actualizar los padrones", añadió.
La militante opinó que la Ley de Identidad de Género "nos ha empoderado aún más. Es por eso que las compañeras están más motivadas a continuar estudiando, a conseguir un trabajo digno y a cuidar más nuestra salud".
Otra promotora de salud, Graciela Ojeda, contó que "en una oportunidad, el presidente de mesa me pidió que fuera a cambiarme de ropa. Usted es una chica, me dijo el hombre que tenía en sus manos la decisión de dejarme o no votar. Le respondí que no y me retiré sin ejercer mi derecho al voto".
"Era muy violento para mí escuchar que en la mesa donde yo había votado, habían sufragado 300 hombres. Entre esos votos estaba el mío, pensaba. Realmente es un paso importante votar con un nombre y una foto que refleja tu identidad", reflexionó Ojeda.