Miércoles 18 de Septiembre de 2013
La presidenta brasileña no viajará a Washington porque aún no recibió "explicaciones" sobre el caso. Ambos gobiernos coincidieron en que la decisión fue "mutuamente acordada".
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció ayer la "postergación" de su visita de Estado a Washington programada para octubre, a raíz de las denuncias del espionaje supuestamente realizado por los servicios secretos de Estados Unidos en comunicaciones de su país. El anuncio de la Presidencia justifica la decisión afirmando que no recibió de Washington "explicaciones" sobre el caso, ni tampoco "el compromiso de cesar las actividades de interceptación", por lo cual "no están dadas las condiciones para la realización de la visita en la fecha antes acordada".
El texto reitera que las actividades de monitoreo de comunicaciones de ciudadanos brasileños, de la petrolera estatal Petrobras y de la propia presidenta Rousseff constituyen "prácticas ilegales" y son "un hecho grave, que atenta contra la soberanía nacional y los derechos individuales, y (es) incompatible con la convivencia democrática entre países amigos". "De esta forma, los dos presidentes (Rousseff y Barack Obama) decidieron aplazar la visita de Estado, pues los resultados de esta visita no deben estar supeditados a un tema cuya solución satisfactoria para Brasil todavía no ha sido alcanzada".
Pese a las duras críticas al espionaje supuestamente realizado por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) norteamericana, el comunicado de la Presidencia brasileña deja espacio a una recomposición de las relaciones entre los dos gigantes de las Américas. "El gobierno brasileño tiene presente la importancia y la diversidad del relacionamiento bilateral, basado en el respeto y en la confianza mutua". "Hemos trabajado conjuntamente para impulsar el crecimiento económico y fomentar la generación de empleo y renta. Nuestras relaciones abarcan la cooperación en áreas tan diversas como ciencia y tecnología, educación, energía, comercio y finanzas, involucrando a gobiernos, empresas y ciudadanos de los dos países", agrega el texto. La nota concluye con una manifestación de confianza en la superación de la crisis, al afirmar que el gobierno brasileño "confía en que, luego de solucionada la cuestión en forma apropiada, la visita de Estado ocurra en el más breve plazo posible, impulsando la construcción de nuestra asociación estratégica a niveles aún más elevados".
En Washington, la Casa Blanca también aseguró que la decisión de aplazar la visita de Rousseff fue "mutuamente acordada", a la par que insistió en que el escándalo de espionaje no debería empañar la "importante" relación bilateral. "El presidente Obama y la presidenta Rousseff esperan con antelación la visita de
Estado que celebrará nuestra amplia relación, y que no debería verse ensombrecida por una única cuestión bilateral, no importa lo desafiante que sea esa cuestión", afirmó el comunicado divulgado por el gobierno estadounidense.
Al ser consultado sobre si la decisión brasileña supone un revés a la relación bilateral, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que es precisamente porque dicha relación es "tan importante y tiene tantas facetas" diferentes que Obama "está de acuerdo con la decisión que tomaron juntos de posponer la visita".