Martes 18 de Junio de 2013
Luego de que Estados Unidos anunció la semana pasada que el Gobierno del ese país utilizó armas químicas contra los rebeldes y la población.
El violento conflicto interno que vive Siria dominó el inicio de la cumbre de los líderes de los países más ricos del mundo más Rusia, conocidos como el Grupo de los Ocho (G8), que comenzó ayer en Irlanda del Norte, bajo la presidencia del primer ministro británico, David Cameron.
Aunque el comercio, la transparencia y la evasión fiscal también son temas que debatirá el G8, la crisis en Siria marcó la agenda luego de que Estados Unidos anunció la semana pasada que el Gobierno del presidente Bashar Al Assad utilizó armas químicas contra los rebeldes y la población civil, por lo que cruzó la "línea roja" trazada por el presidente Barack Obama.
El espinoso asunto no parece sencillo, ya que en el G8 -Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Rusia- no existe consenso sobre qué medidas adoptar sobre el conflicto, que ya causó la muerte de más de 93.000 personas desde que se inició en marzo de 2011, según datos de la ONU.
Tras la afirmación de Washington del uso de armas químicas, anuncio que ya había hecho Francia por su parte, Obama dijo que está dispuesto a suministrar armas a los rebeldes que luchan por derrocar a Al Assad, mientras que el premier británico no se pronunció al respecto.
Rusia, aliada histórica de Siria, rechazó hoy antes que nada la posibilidad de una zona de exclusión aérea sobre el país árabe, tal como permitió el Consejo de Seguridad de la ONU en Libia para lograr la caída de Muammar Kaddafi, por considerar que viola el derecho internacional.
"No vemos necesidad alguna para ese tipo de planes y creemos que son contraproducentes", afirmó desde Moscú el vocero de la Cancillería rusa, Alexander Lukashevich, quien además criticó los planes de Occidente de proporcionar armas a los rebeldes.
"Sólo conducirá a un aumento de las tensiones", afirmó. El presidente Vladimir Putin ya fue categórtico en reiteradas ocasiones con el rechazo de Moscú a cualquier intento de las potencias occidentales de suministrar armas a los rebeldes sirios. Por otra parte, Alemania, Italia y Francia apoyan la reciente decisión adoptada por la Unión Europea (UE) de levantar el embargo de armas a Siria y permitir a los socios del bloque actuar de modo autónomo frente al conflicto.
El mandatario estadounidense, la alemana Angela Merkel, el italiano Enrico Letta, el japonés Shinzo Abe, el canadiense Stephen Harper, el francés Francois Hollande y el presidente ruso llegaron al aislado complejo hotelero de Lough Erne, ubicado en la ciudad de Enniskillen, donde fueron recibidos por Cameron.
Al encuentro de dos días también asistieron el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el titular de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quienes anunciaron, junto a Obama y a Cameron, el inicio en julio de las negociaciones de un tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la UE. Los dirigentes del G8, luego de varias reuniones bilaterales, entre ellas una entre Obama y Putin, se volvieron a reunir por la noche, en una cena de trabajo centrada en política exterior, una oportunidad para debatir acerca del conflicto sirio y sus fuertes divergencias al respecto.
En rueda de prensa, el presidente del Consejo Europeo estimó ayer que si bien la situación en Siria se encuentra "en un momento crítico después de miles de muertes, millones de desplazados y de refugiados", y pese a que la "crisis amenaza a toda la región", una respuesta militar "no es la solución".
El conservador Cameron admitió ayer la preocupación sobre la actividad de grupos radicales entre la oposición siria, tal como denuncia Al Assad, e insistió en que la solución debe ser "democrática y pacífica" y "no el terrorismo y la violencia".
