Sábado 24 de Agosto de 2013
El portero del edificio donde vivía la adolescente asesinada afirmó ser inocente y que "le armaron una causa". Dijo creer que "plantaron el ADN" suyo en las uñas de la chica.
Jorge Mangeri, el encargado detenido y procesado por el crimen de Angeles Rawson, le dijo ayer al juez Javier Ríos que "le armaron una causa" y que "nunca tocó" a la menor de 16 años, asesinada el 10 de junio pasado.
Sin contestar preguntas, Mangeri ratificó la versión que había dado ante la fiscal María Paula Asaro cuando fue convocado a declarar como testigo, en una exposición que prestó en la noche del 14 de junio y que se interrumpió abruptamente cuando dijo "fui yo" y quedó inmediatamente detenido.
Al respecto, el portero insistió con que fue apretado por desconocidos (cambió la circunstancia de cuándo habría sido ese "apriete") y, tras asegurar que le habían "violado sus derechos", denunció que uno de los policías en el juzgado lo había hostigado para que se inculpara ante la fiscal.
"En mi contra"
Además el portero le dijo al juez que le hicieron una "causa en su contra", sin detallar quién habría querido perjudicarlo, y negó contacto con la chica, con la clara intención de rechazar la prueba que el magistrado consideró clave para procesarlo: su ADN encontrado bajo una de las uñas de la víctima.
"Debajo de las uñas de Angeles encontraron ADN mío, no sé por qué; nunca tuvo contacto físico conmigo ni en ningún momento. Creo que usted o auxiliares suyos armaron esta causa y plantaron ADN mío debajo de las uñas de Angeles", le espetó.
El juez Ríos lo interrumpió y le preguntó si directamente lo estaba acusando, pero ahí el portero se mostró "titubeante" y le pidió que investigara si había habido un error en la pericia. Esa fue la única pregunta que respondió; el abogado Biondi interrumpió para que no se lo siguiera interrogando debido a que el acusado ya había avisado que no contestaría, pero el objetivo quedó claro: pedirle al juez que verifique si se hicieron bien los análisis de ADN, algo sobre lo que venía insistiendo sin éxito la defensa.
Los abogados defensores habían prometido a la prensa que el acusado se abriría al juego del interrogatorio, pero -de hacerlo- hubiera tenido que dar respuestas a una serie de pruebas que obran en la causa. De todas maneras, como acusado no tiene obligación de decir la verdad ni tampoco de responder preguntas.
Traslado
Ayer por la mañana, antes de las 8, Mangeri llegó al Palacio de Tribunales, trasladado desde la cárcel de Ezeiza, donde cumple arresto, y esperó en la alcaidía hasta el mediodía cuando lo llevaron al despacho del juez Ríos.
En el camino hacia ese despacho, Mangeri pudo ver a sus familiares -parientes de su esposa- que aprovecharon la oportunidad para hablar con los periodistas e insistir en que el portero no tuvo nada que ver con el crimen. Incluso, Raúl, cuñado de Mangeri, habló de un segundo celular que habría tenido la menor y sobre el cual no se habría investigado.
Minutos antes de las 17, los abogados de Mangeri aparecieron por diferentes puertas del Palacio de Tribunales para reportar que la declaración había terminado.
En silla de ruedas, Pierri aseguró que Mangeri "contó que la vio a Angeles muy temprano, cuando se fue a la escuela, a su madre (Jimena Aduriz) y a Sergio Opatowski (pareja de la mujer) y después no vio más a nadie". Y opinó que "fue una declaración muy dura, muy contundente".
Su colega Biondi, en la escalinata de los tribunales, afirmaba en tanto que el relato de Mangeri demuestra que "hay muchas cosas raras en esta causa que no cierran" y reportaba detalles de la audiencia.