Sábado 15 de Junio de 2013
Estaba atada al cuello del cadáver de Angeles. Era de un supermercado que tiene sucursal a la vuelta de su casa.
Luego de estrangular a Angeles Rawson, el asesino le colocó una bolsa de supermercado verde de la cadena Vea en la cabeza y se la ató al cuello con un doble nudo.
El cuerpo aún la tenía puesta al día siguiente, cuando fue hallado en la planta de basura de la Ceamse en José León Suárez (San Martín), según confirmaron fuentes del caso a Clarín. Los especialistas forenses aseguran que la presencia de esta bolsa indica que el atacante quería evitar que se derramaran rastros genéticos como cabellos o saliva durante el traslado del cadáver. Es decir, que tuvo tiempo y lugar para tomar esta precaución y tuvo que usar algún vehículo propio para llevarlo, donde cualquier rastro podría incriminarlo.
La aparición de esta bolsa fue el motivo por el cual, en el primer allanamiento que hizo la División Homicidios de la Federal en el departamento donde la chica vivía con su familia, se llevaron bolsas de supermercado para cotejarlas. De hecho, justo a la vuelta de la casa de Angeles hay una sucursal de supermercados Vea.
Según una fuente consultada por Clarín, el estrangulamiento se realizó con una doble vuelta de hilo sisal en el cuello. Por eso la Policía incautó unas cuerdas que halló en el departamento.
Las pericias son una de las claves del caso. Los especialistas coinciden en que si bien los resultados preliminares de la autopsia determinaron que la adolescente no habría sido violada, igualmente pudo haber sido víctima de un ataque sexual y por eso hay varios análisis en marcha en los laboratorios.
“Si a Angeles Rawson la intentaron ‘manosear’, o la obligaron a mantener sexo bajo intimidación de un arma de fuego, por ejemplo, igual pudo haber sido víctima de un delito sexual”, explicó a Clarín el criminalista Raúl Torre.
El camino del cadáver también es un indicio. “Si a la chica la hubiesen asesinado en un lugar ‘neutral’ (un descampado, por ejemplo) la habrían dejado allí mismo. Pero si la mataron en una casa o un lugar donde trabajaba el asesino, el cadáver incriminaba. Por eso tenía que deshacerse de él”, aseguró un investigador.
Los voceros se inclinaron desde el comienzo por la hipótesis de que la chica fue atacada en un lugar con una salida expuesta. “Si el asesino le puso una bolsa es porque quería sacarlo de algún lugar sin que lo vieran. Si el ataque hubiera sido en una casa con garage donde pudiera meter el auto para guardar el cuerpo, no lo hubiese colocado en una bolsa”, especuló el perito Torre.
En las cámaras de seguridad está otra de las claves del caso. Una de ellas, ubicada a 30 metros de la puerta del edificio de Angeles, permitió demostrar que la chica volvió a su casa tras su clase de gimnasia, en la mañana del lunes. Es decir, que no fue atacada en la calle en el trayecto previo. También ayudó a determinar qué objetos suyos –las zapatillas blancas que tenía puestas y un morral– quedaron adentro del departamento tras su ingreso. Al ser hallado, el cuerpo tenía puesto una zapatilla negra.
Tras la confirmación de que la chica entró a su casa –y al no lograrse registros de su salida– se pidieron las filmaciones de las cámaras de 300 metros a la redonda del edificio para analizarlas. En tanto, hay otras dos pericias que los investigadores están esperando: la de una mancha de sangre encontrada en una sábana que estaba en una cama de la casa de la víctima y las de cabello y sangre encontrados en un contenedor de basura.