Martes 19 de Enero de 2021
La comunidad huarpe pynkanta inició su etapa de recolección de frutos y plantas consideradas "sagradas" en localidades de San Luis para poner en práctica los procesos de su medicina ancestral que "son la clave de una vida armónica con la naturaleza".
La primera recolección de 2021 “será destinada a producir los alimentos y medicinas con los que nuestros pueblos han resistido a todos los embates, producto del mal manejo de la naturaleza, que se traducen en pandemias y enfermedades“, explicó el omta samay pachay Roque Miguel Gil, autoridad tradicional del pueblo que habita los territorios de Mendoza, San Juan y San Luis.
“La desconexión, con los legados vivenciales de nuestros pueblos indígenas, no nos permiten ver que en la sabiduría ancestral está la respuesta a todos estos males y los por venir“, aseguró y explicó que “estos legados ancestrales se atesoran todas las enseñanzas para transitar toda época y toda prueba, que desafía hoy, a las culturas negadas en nuestra América“.
Los huarpes pynkantas “creemos que en nuestro territorio está todo lo que necesitamos para vivir“, subrayó Gil al señalar que allí “está nuestra comida y nuestra medicina”. La práctica de la cultura ancestral que conlleva “recuperar la sabiduría de nuestros mayores” es la clave para una vida armónica “donde se encuentra nuestra fortaleza “física y espiritual”, aseguró.
Por ello, el pueblo huarpe que se autodefine como “recolector” inició el año con el proceso que incluye el acopio de los frutos de las consideradas plantas sagradas, que a través de procesos artesanales serán convertidos en harinas, licores, arropes e infusiones.
Esos productos son utilizados luego a lo largo de todo el año tanto para el consumo cotidiano en su dieta regular, como en los actos ceremoniales que realizan en concordancia con fenómenos naturales y astrológicos que los guían.
En ese sentido, Gil explicó que “el Tayayko, árbol sagrado, conocido como Algarroba”, es un insumo básico que se recolecta según la tradición, “sin cortarlo, tomando lo que deja caer“, porque el resto, añadió, es para los hermanos “Jerkech” (animales) que “toman de él su alimento”.
Las vainas, son sometidas a procesos manuales de secado, maceración o molienda para ser convertidas luego en la variedad de insumos que las comunidades consumen y conservan naturalmente.
Otros de los elegidos es el fruto del Chañar, recomendado para tratar enfermedades respiratorias, como el asma y las bronquitis. De acuerdo a su maduración, también se consumen los frutos de las diferentes especies de pencas que se dan naturalmente en el territorio.
Al respecto, Gil destacó “al junquillo, proveedor de agua y materia prima de la cestería” que los identifica y la jarilla, a la que calificó como una planta mágica con múltiples usos y propiedades.
“Ponemos en práctica las técnicas agroecológicas heredadas de las vivencias de nuestros ancestros y ancestras; su método y procesamiento, para conectarnos con la naturaleza y en la certeza que ella es la repuesta a todas necesidades”, aseguró.