Jueves 9 de May de 2013
Todos los niveles de la enseñanza pública se movilizaron ayer por distintos puntos del país. Hoy se presenta una reforma polémica.
Profesores y alumnos de todos los niveles de la enseñanza pública de España, desde la guardería hasta la universidad, protagonizaron ayer una jornada de huelga general contra los recortes en educación del gobierno de Mariano Rajoy y contra la reforma educativa que impulsa el Ejecutivo.
Los sindicatos hablaron de una "paralización" de la actividad educativa y cifraron en torno del 70 por ciento el seguimiento de una huelga a la que fueron llamados 6,8 millones de estudiantes y 600.000 profesores de la educación pública, tras semanas de manifestaciones y otras acciones de protesta.
La Plataforma Estatal por la Escuela Pública, convocante, calificó la huelga de éxito, mientras que el secretario general de Universidades, Federico Morán, dijo que la iniciativa tiene carácter "político" y que los motivos aducidos por alguno de los sindicatos convocantes se basan en inexactitudes, porque "no se va a privatizar la Universidad pública". "Es todo un éxito en la historia reciente de nuestro país", aseguró la Plataforma Estatal por la Escuela Pública, que aglutina a las centrales sindicales del sector y a las asociaciones de padres de alumnos. El Ejecutivo de Rajoy, sin embargo, rebajó el seguimiento hasta el 20 por ciento.
La de ayer fue la segunda huelga general convocada en un año en todos los niveles educativos y en todo el país, en el que los recortes en educación se acercan a los 7.000 millones de euros desde 2010. En una treintena de ciudades de España se convocaron además manifestaciones.
Profesores y alumnos protestaron contra la reforma educativa que llevará hoy al consejo de ministros el titular de Educación, José Ignacio Wert,
uno de los ministros peor valorados en las encuestas y cuyo hermano, profesor universitario, denunció esta semana los recortes en educación dando clase en la calle. Los convocantes de la huelga llevan tiempo pidiendo la dimisión de Wert.
Su reforma educativa incluye, entre otras cosas, una división de los estudiantes en itinerarios a partir de los 14 años, una medida que los sindicatos convocantes del paro tachan de "segregación". Prevé además evaluaciones externas en cada etapa educativa, las dos últimas como reválida, que profesores y padres temen que mermen la progresión de los alumnos y profundicen la segregación.
