Miércoles 21 de Agosto de 2013
El escape de los reos tuvo "características cinematográficas", según el titular saliente del SPF, Víctor Hortel, promotor de "Vatayón Militante". Será reemplazado por Alejandro Marambio, quien retoma esa función.
La fuga de trece presos del penal de Ezeiza provocó ayer la renuncia "indeclinable" del jefe del Servicio Penitenciario Federal (SPF), Víctor Hortel, promotor de la agrupación kirchnerista "Vatayón Militante" en las cárceles, y el retorno de su antecesor, el abogado Alejandro Marambio, a la titularidad del organismo. Antes de irse por considerarse el "responsable político" de este episodio, Hortel firmó el pase a disponibilidad de 19 agentes y responsables de la estructura de la cárcel de Ezeiza que -según se sospecha- podrían haber tenido injerencia por acción u omisión para que la fuga pudiera concretarse.
Hortel explicó a la prensa que el escape, descubierto ayer a la madrugada, tuvo "características cinematográficas": los presos abrieron en el suelo de la celda 22 un boquete de "aproximadamente 40 por 22 centímetros" para el cual debieron "romper casi 30 centímetros" del piso, de hormigón armado. A partir del agujero, añadió, los delincuentes cavaron "un metro de profundidad y luego un túnel de 2 a 3 metros de longitud por el cual salieron a la parte exterior del módulo". "Recorrieron 30 metros hasta el primer alambre perimetral y luego otros 40 metros más, atravesando otros tres alambrados perimetrales de seguridad", precisó, e informó que pasaron las cercas "cortando o abriendo los alambres".
Ezeiza "es un complejo de máxima seguridad" y por lo tanto "esta fuga no se podría haber llevado a cabo sin complicidades internas y sin una logística y apoyo externo", sostuvo Hortel. Ahora el juez federal de Lomas de Zamora Carlos Ferreiro Pella abrió una investigación para determinar si los evadidos (de los cuales dos fueron recapturados) tuvieron asistencia de guardiacárceles que debieron haber controlado la construcción de un túnel desde el módulo del complejo penitenciario hasta el exterior del edificio. Y también si hubo culpa de los que debieron vigilar desde los techos del complejo.
De los trece delincuentes que escaparon, dos fueron recapturados cuando caminaban por una ruta de Cañuelas, mientras se buscaba a otros once procesados y condenados, por cada uno de los cuales el Ministerio de Justicia ofreció anoche una recompensa de 500 mil pesos. "Hipótesis de cómo se pudo llevar a la práctica esta fuga son múltiples. Obviamente tenemos información que estamos suministrando al juzgado interviniente y le hemos dado todos los datos a la causa", informó Alak.
El ministro afirmó que prefirieron no dar oficialmente las identidades de los prófugos, aunque admitió que se filtraron a la prensa y confirmó que entre los once buscados hay acusados por narcotráfico, extorsión y homicidio. De acuerdo con las informaciones que dio el ministro, hubo cuatro internos "ideólogos" de la fuga: dos brasileños que tenían antecedentes de narcotráfico y que ya se habían escapado de cárceles de Brasil, de Paraguay y Chaco, y dos argentinos que también tenían prontuarios de evasión.
Durante la tarde, agentes del SPF revisaron los distintos módulos del complejo penitenciario y se generó una revuelta cuando un preso se negó a que controlaran su celda y prendió fuego un colchón. El interno se descompuso con un cuadro de intoxicación y una quemadura en una oreja y un agente que se acercó a asistirlo recibió un puntazo de un segundo preso que fue reducido.
En la conferencia de prensa de anoche, Alak anunció la decisión de ofrecer recompensas y de nombrar como jefe del SPF otra vez a Alejandro Marambio, quien había ejercido esa función entre 2007 y 2011.