Miércoles 31 de Julio de 2013
Según las cajas negras, el conductor del convoy recibió un llamado de la empresa Renfe, poco antes del accidente.
Los vagones del convoy que formaban el tren Alvia, en La Coruña.
Una semana después del peor accidente ferroviario de las últimas cuatro décadas en España, la apertura ayer de las dos cajas negras del tren comenzó a arrojar luz: el maquinista hablaba por teléfono cuando descarriló, mientras viajaba al doble de la velocidad permitida. El tren Alvia circulaba a 192 kilómetros por hora en los momentos previos al accidente, en un tramo en el que el máximo permitido es de 80. Segundos antes, el conductor activó el freno y el convoy se salió de los raíles a 153 kilómetros por hora en una curva muy cerrada situada a apenas cuatro kilómetros de la estación de Santiago de Compostela.
Poco antes del descarrilamiento, en la tarde-noche del 24, el conductor recibió en su teléfono celular corporativo una llamada de Renfe, la operadora ferroviaria pública, para indicarle el camino que debía tomar desde Santiago a Ferrol, destino del tren que horas antes había partido de Madrid y cuyo accidente causó la muerte de 79 personas. Los primeros datos de las cajas negras, de los que informó el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, explican incógnitas que quedaron abiertas cuando el maquinista declaró el domingo ante el juez, que le atribuye 79 delitos de homicidio y "una pluralidad" de delitos de lesiones "por imprudencia profesional".
Según contó Francisco José Garzón, de 52 años, al magistrado Luis Aláez, sufrió un "despiste" que lo llevó a no saber en qué punto del recorrido se encontraba y a tomar la peligrosa curva a 190 kilómetros por hora, frente a los 80 a los que estaba limitado. Ese "despiste" podría estar motivado por la llamada que recibió de Renfe. Al juzgar por la conversación con quien "parece ser un controlador" y el ruido de fondo registrados, "parece que el maquinista consulta un plano o algún documento similar en papel", señaló el Tribunal Superior de Justicia. Los datos ofrecidos por la corte son aún provisorios. Los definitivos llegarán con el informe que la policía judicial debe realizar y remitir al juez.
Las dos cajas del tren fueron abiertas ayer y sus datos se volcaron en una computadora para que sean estudiados por la policía. De ellas se extrajeron datos técnicos y de voz. Según fuentes próximas a la investigación se hizo también una transcripción de las conversaciones y, por orden de Aláez, se realizaron varias copias de seguridad del contenido.
El maquinista está libre con cargos desde que el domingo declaró ante el magistrado.