Viernes 26 de Julio de 2013
El conductor del tren advirtió de que el convoy circulaba a esa velocidad en un tramo donde el máximo permitido es 80 kilómetros por hora. Estudian los motivos.
La peor tragedia ferroviaria en cuatro décadas en España dejó ayer, un día después del descarrilamiento del tren en Galicia, un balance de 80 muertos y unos 170 heridos, y la incógnita abierta de la causa del siniestro, que podría haberse debido a un exceso de velocidad del convoy. La cifra de víctimas mortales del accidente de la noche del miércoles cerca de Santiago de Compostela, en el noroeste del país, podría aumentar, ya que de los 94 heridos que en la tarde de ayer continuaban hospitalizados había 35 en situación crítica.
"Todos los españoles se unen al dolor de los familiares", manifestó el rey Juan Carlos, que por la tarde visitó junto a la reina a los heridos internados en dos hospitales de Santiago de Compostela. El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, anunció tres días de luto oficial en toda España a partir de hoy. En Galicia, sacudida por la tragedia cuando se disponía a celebrar ayer su día grande, el del Apóstol Santiago, los días de luto son siete, según decretó el jefe del Ejecutivo regional, Alberto Núñez Feijóo. "Es un día muy difícil. Hemos vivido un accidente terrible, dramático y que me temo va a permanecer mucho tiempo en nuestras memorias", dijo Rajoy en una exposición institucional en la capital gallega, en la que él mismo nació en 1955. "Este es el día del Apóstol más triste de mi vida", señaló.
El tren, un Alvia que circulaba por la vía de alta velocidad y se dirigía a Ferrol desde Madrid con 218 pasajeros más la tripulación, descarriló en las inmediaciones de Santiago de Compostela. Fue en una curva cerrada sobre la que los técnicos habían llamado la atención cuando se inauguró el tramo en diciembre de 2011, calificándola de "difícil". El exceso de velocidad era ayer la principal hipótesis que se barajaba como causa del accidente, el primero en una vía de alta velocidad en España.
El conductor del tren admitió que el convoy iba a 190 kilómetros por hora en el momento del siniestro, en un tramo en el que la velocidad máxima está limitada a 80 kilómetros por hora. El maquinista, de 52 años y con once de experiencia, se encontraba ayer en un hospital custodiado por la policía judicial, aunque no detenido. Declarará como imputado ante las fuerzas de seguridad, según ordenó un juez.
"¡Voy a 190!", gritó en una comunicación por radio, según dijeron fuentes de la investigación citadas por El País. Se desconoce si alcanzó esa velocidad por un fallo técnico o por un fallo humano o negligencia. La dos investigaciones en marcha, una judicial y otra de una comisión del Ministerio de Fomento, tendrán que determinarlo. El testimonio del conductor y la caja negra del tren, bajo custodia de la policía judicial, serán claves para determinar las causas.
Medio centenar de efectivos de la policía científica, llegados desde varias partes del país, trabajaba entretanto en las labores de identificación de los muertos, en una espera angustiosa para las familias. Por la tarde habían sido identificados ya más de medio centenar de cadáveres. De los 80 fallecidos, 73 murieron en el lugar del accidente y los otros siete, en el hospital. En los hospitales se atendió inicialmente a 178 personas.
