Jueves 25 de Abril de 2013
Roberto Aníbal, de 40 años, había declarado con identidad reservada. Por su testimonio se detuvo a los principales sospechosos del crimen de la niña, asesinada en 2011. Murió luego de haber sufrido gravísimas heridas y quemaduras.
Un testigo de identidad reservada de la causa por el crimen de Candela Rodríguez, asesinada en 2011 en Hurlingham, murió ayer luego de haber sufrido gravísimas heridas y quemaduras al registrarse una explosión e incendio en su casa de Moreno. Los peritos que trabajaron en la vivienda manejan como principal hipótesis que el siniestro ocurrió por una fuga de gas de una garrafa en combinación con un cargador universal de celulares, aunque no se descartan otras causas.
Según las fuentes, la explosión ocurrió durante la madrugada, en una casa situada en Virgen de Luján y Santos Dumont, Moreno, donde el principal testigo del caso, Roberto Aníbal (40), que trabajaba como carnicero, se encontraba solo. Este hombre tenía custodia de la Policía Bonaerense porque gracias a su testimonio se detuvo a los principales sospechosos del crimen de la niña y poco antes de la explosión los efectivos que estaban a cargo de su cuidado habían pasado por la vivienda para ver cómo se encontraba.
Algunos vecinos dijeron que entre la noche del martes y la madrugada de ayer los policías no se encontraban en el lugar asignado y que creían que el hombre pudo ser víctima de un "atentado". Sin embargo, fuentes judiciales informaron que el fiscal de Moreno a cargo de la causa, Federico Luppi, constató por medio de testimonios de otros vecinos que los efectivos sí se hallaban en su puesto de vigilancia y que fueron los primeros en intervenir.
En ese sentido, un jefe policial explicó que la patrulla con los custodios solía quedarse a 100 o 150 metros de la casa del testigo, no en la puerta, y que el martes, tras pasar por la vivienda cerca de las 23, se ubicaron a una cuadra y media. De acuerdo con los investigadores, la explosión ocurrió cerca de las 3, tras lo cual el testigo salió envuelto en llamas de la vivienda y que las únicas palabras que alcanzó a decir fueron "agua", "auxilio" y "no me dejen morir".
Tras ser rescatada, la víctima fue trasladada en gravísimo estado al Hospital Luciano de la Vega de Moreno, donde los médicos constataron que presentaba quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo. Las mismas fuentes señalaron que el paciente murió por la tarde. En tanto, los peritajes ordenados por el fiscal Luppi "no detectaron rastros de pólvora o de cualquier otro tipo de explosivo en el lugar", dijo un vocero de la pesquisa.
Accidente o venganza
"Ayer (por el martes) estuve con él (por el testigo) en el programa de Mauro (Viale) y yo le decía que hay que manejarse con cautela porque tenemos a todos los delincuentes sueltos", recordó Carola Labrador, la madre de Candela en radio La Red, y dijo que ya le habían tiroteado la casa. "Este muchacho todavía vive (dijo horas antes de que muriera) en la zona donde pasó todo, yo me mudé, no sé qué pasaría si viviera ahí cerca con todos estos delincuentes que están libres", afirmó al referirse a los acusados en la causa por el crimen de su hija, en la cual hay sólo dos detenidos, ya que el resto fue liberado.
En tanto, el abogado Alberto Domínguez, defensor del albañil Alberto Espínola, uno de la acusados del caso, dijo que hay dos hipótesis por la explosión: "Una de ellas es un accidente doméstico y la otra una venganza". "Para mí es una venganza porque hoy por hoy esta persona quiso y quiere hablar, pero la fiscalía no lo atiende porque el fiscal del caso tenía que haber procesado por encubrimiento a toda la gente que estaba involucrada en la denuncia", explicó.
