Jueves 11 de Abril de 2013
El equipo catalán jugaba mal y perdía con el PSG (gol de Pastore), pero entró Messi y la cosa cambió: zurdazo de Pedro para el 1-1 y boleto a semifinales. Bayern Múnich le ganó a Juventus en Turín y también está entre los cuatro mejores.
Para el Barcelona fue un parto y para el Bayern Múnich un trámite más sencillo. Pero lo concreto es que los dos se metieron en las semifinales de la Liga de Campeones.
El "Barça" se clasificó para su sexta semi consecutiva en el torneo al empatar 1-1 ante el Paris Saint-Germain gracias a un gol salvador de Pedro y el "efecto Messi".
El conjunto catalán sufrió muchísimo y el cordobés Javier Pastore adelantó al PSG en la eliminatoria. Pero la salida al campo de Messi a los 62 minutos cambió la cara de su equipo, que tradujo su mejoría en un gol de Pedro que hizo bueno el valor doble de los tantos en el empate 2-2 de la ida.
No fue el mejor Barcelona posible, ni mucho menos. Pero siempre podrá alegar su enorme número de bajas, comenzando por los centrales. Finalmente se resolvió la gran incógnita de la última semana y Messi se quedó en el banco, señal de que no se recuperó al cien por cien para la cita. Y de nuevo, por si hubiera alguna duda, se comprobó que el Barcelona es un equipo abordable sin el crack rosarino. El conjunto azulgrana se fue al descanso sin una sola ocasión de peligro. Más aun, su mejor jugador fue el arquero Víctor Valdés, que impidió que el PSG cobrase ventaja antes del entretiempo.
El elenco francés jugó muy cómodo, tanto en ataque como en defensa. No le costó demasiado recuperar ni llegar al área del Barcelona, donde hizo valer la calidad de puntas como Ezequiel Lavezzi, Zlatan Ibrahimovic o sobre todo Lucas Moura, un puñal por la derecha.
El Barcelona no encontró ritmo, cometió muchas pérdidas y vivió agarrado a las ocurrencias de Andrés Iniesta, el único local que se atrevió a inventar cosas cerca del área rival. Su equipo echó de menos un mayor aporte de Xavi Hernández y las subidas de los laterales, más preocupados por defender que de atacar.
En el inicio del segundo tiempo sólo cambió una cosa: marcó el PSG. El equipo galo continuó mandando y el gol llegó a los 50', en un magnífico contraataque, con Ibrahimovic lanzando hacia la irrupción de Pastore, quien marcó ante la salida desesperada de Valdés.
Tres minutos después llegó el momento esperado por toda la hinchada blaugrana. Salió Messi a calentar y el Camp Nou estalló en la primera ovación de la noche.
Pero el gol no fue la única noticia negativa para el Barcelona en el inicio de la segunda parte. Porque Adriano, quien llegó muy justo a la cita, volvió a romperse y se retiró pasada la hora de juego.
La marcha de Adriano también coincidió con la entrada de Messi por Fábregas. El ingreso del crack provocó efectos inmediatos. El primero, de índole psicológica, pues el Camp Nou se metió definitivamente en el partido.
Y luego, se apreciaron las consecuencias en el campo. El PSG pasó a defender 10 metros más atrás y el Barcelona encontró más espacios y un hombre con quien tirar paredes. El gol del empate, que volvía a poner al Barcelona en las semifinales, llegó a los 71' y nació precisamente de los pies de Messi. "Leo" filtró un pase sobre Villa y éste cedió atrás para que Pedro marcara con un zurdazo violento.
Todo el Barcelona había cambiado. Desde la entrada de Messi, comenzó a vivir en campo francés mientras el PSG corría detrás de sombras, ya lejos del balón. Y eso que Messi apenas corrió, tal fue la fatiga acumulada de toda una semana casi sin entrenarse.
"Cuando Messi salió al campo el equipo dio un vuelco; hay que darle las gracias por el esfuerzo que hizo para estar en el partido", dijo Pedro en referencia al ingreso del mejor del mundo, a pesar de no haber estado en óptimas condiciones físicas debido a una lesión en el bíceps femoral derecho.
Barcelona aguantó en el final y obtuvo un pase enormemente sufrido a su sexta semifinal de "Champions" seguida, algo que nadie hizo hasta ahora. El "efecto Messi" y el gol de Pedro impidieron la sorpresa.
Por su parte, Bayern Múnich volvió a meterse ayer entre los cuatro mejores del certamen al vencer 2-0 en Turín a una Juventus que careció de ideas para revertir la desventaja de la ida (también 2-0 para los alemanes).
El flamante campeón del fútbol teutón dio una nueva muestra de autoridad y quedó a un paso de repetir la final del año pasado, cuando cayó por penales en su propio estadio ante el Chelsea. El croata Mario Mandzukic de cabeza a los 63' y el peruano Claudio Pizarro en tiempo de descuento anotaron los goles. El equipo alemán celebró así el título de la Bundesliga logrado el fin de semana y se sitúa como uno de los grandes favoritos a coronarse en Europa.
