Jueves 27 de Junio de 2013
Sin sobrarle nada, el equipo de "Felipao" venció ayer en Belo Horizonte a Uruguay por 2 a 1 y definirá el certamen el domingo. En Río de Janeiro se las verá con el ganador del duelo de hoy entre España e Italia.
Brasil volvió a ganar y está en la final de la convulsionada Copa Confederaciones. El anfitrión derrotó ayer a Uruguay por 2 a 1 en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, ciudad que quedó dividida entre quienes celebraron la presentación -con triunfo incluido- de la selección local y aquellos que se manifestaron en contra del certamen que le sirve a la FIFA como plataforma para el Mundial del año que viene, también en estas tierras.
"Beagá", como les dicen sus residentes, vivió otra jornada de protestas y furia, tanto en el centro de la urbe como así también en algunos trayectos en dirección al Mineirao, camino a la zona de Pampulha. La ciudad más importante de Minas Gerais fue desde el inicio de las protestas sociales –hace dos semanas- uno de los puntos más conflictivos que se proclamó, entre otras cosas, en contra del gasto público en relación al actual torneo, el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Fue un sitio que tuvo duros enfrentamientos entre manifestantes y la Policía. Y ayer no fue la excepción, con serios y violentos disturbios.
Pero poco le importó esto a los casi 60 mil torcedores que asistieron a la victoria de Brasil, la cuarta de forma consecutiva y que sirvió como pasaporte para la gran final del domingo en el Maracaná de Río de Janeiro.
El clásico sudamericano comenzó con susto para los brasileños. Diego Forlán pudo abrir el marcador a los 4 minutos para la "Celeste", pero el remate del oriental fue atajado por Julio César, quien se arrojó a su palo izquierdo para mandar el balón al tiro de esquina y así ahogar el primer grito de gol en la tarde minera.
Después el partido no tuvo muchas emociones, sobre todo porque el anfitrión careció de ideas ante un rival bien plantado atrás, que esperó agazapado por un contragolpe o alguna corajeada de Edinson Cavani y Luis Suárez.
Pero la individualidad rompió lo colectivo a poco de culminar esa etapa inicial. Tras una jugada de Neymar el oportunista Fred entró por el corazón del área para empujar –con una afortunada pifia- la pelota al fondo del arco defendido por Fernando Muslera.
Brasil se fue al descanso con la tranquilidad de la ventaja. Aunque esa sensación duró poco ya que en el comienzo del complemento, en un mal rechazo del fondo "verdeamarelho", Cavani estampó la igualad con un zurdazo cruzado, al ras del piso.
Ahora el apuro cambió de bando. El local empezó a impacientarse y a cometer imprecisiones. El equipo de Washington Tabárez, por su parte, intentaba hacer control de pelota y tener su chance para meter otro puñal.
Luis Felipe Scolari sacó a Hulk y puso a Bernard, una de las figuras del Atlético Mineiro, para intentar cambiarle la cara a este pálido Brasil.
Julio César volvió a salvar a los suyos tras un centro de Forlán y en la respuesta Fred desperdició una buena jugada en ofensiva con un derechazo totalmente desviado.
Después la "Seleção" intentó ser protagonista, aunque le faltó juego para llevar adelante ese cometido. Uruguay, cuando atacaba, era peligroso. Otro remate de Cavani casi se convierte en festejo uruguayo si no fuera porque el balón rebotó en un adversario y se fue al córner.
Pero como había pasado en el final del primer tiempo, Brasil encontró el gol cuando parecía que el empate era cosa juzgada. La llave para desnivelar fue con un cabezazo. Tras un centro pasado Paulinho se elevó por encima de todos y metió el frentazo para hacer delirar al imponente Mineirao.
Uruguay fue como pudo en busca del empate. Pero no le alcanzó a pesar de su voluntad y empuje. Lo concreto es que Brasil, sin brillar, es finalista del torneo y se prepara para armar su propia fiesta futbolera.
