Viernes 29 de Noviembre de 2013

Tras seis años en Sudamérica, el Dakar comienza a cambiar su piel

  • Télam

El Rally Dakar, reconocido en el mundo como el más duro y difícil, cumplirá en 2014 su sexta edición sudamericana sumando 1.000 kilómetros de carrera pura, dos etapas maratón, caminos diferenciados para autos y motos, en un proceso de transformación que ya considera en un futuro cercano incluir tramos sin road-book, adelantó su director deportivo, David Castera, a Télam.

El Rally Dakar

Patronelli.

Este francés , hacedor de los caminos del Dakar, recibió a Télam en su bunker del barrio porteño de Belgrano, donde en mayo se afincó con su familia tras años de idas y vueltas entre París y Sudamérica.

Tanto a Castera como al director del Dakar, su compatriota Etienne Lavigne, hay dos cosas que los desvelan a la hora de encarar una nueva edición del rally: la seguridad y la diversidad de caminos que desafiará cada día los pilotos porque “no hay que olvidar que es el rally más duro de todos”.

Este 2014, el Dakar Argentina-Bolivia-Chile tendrá un total de casi 9.000 kilómetros, 5.000 de ellos de pruebas especiales, es decir de carrera pura, mil más que cualquiera de las últimas diez ediciones disputadas.

Castera admite que para los competidores será un Dakar muy complicado, que los exigirá al máximo tanto a nivel físico como en la concentración, y que los cambios de terreno también, como siempre, tendrán un papel preponderante en este aspecto.
“Los mil kilómetros extras que vamos a tener de carrera nos van a exigir más y más concentración. Mientras corrés está prohibido pensar en otra cosa, porque es cuando te salís de camino. Será la edición de especiales más largas que se haya corrido en Sudamérica”, remarcó el responsable de trazar los enmarañados caminos del rally.

La mejor forma de combinar la seguridad de los competidores con las exigencias que debe tener el rally fue desdoblar los caminos y hacer trazados diferentes para motos y cuatriciclos, autos y camiones, lo que ocurrirá en seis etapas.

En ese sentido, Castera explicó que “si mezclás autos y motos, éstas quedan rodeadas de polvo, los pilotos se agotan y hay riesgo de caídas”, y que en cambio, lo que busca el Dakar como parte de su evolución, es proponer cada vez más opciones diferentes por categoría.

Es en esos recorridos diferenciados, las motos y cuatriciclos tendrán que ser más fuertes, constantes y resistentes para ir por caminos en los que ni autos ni camiones pueden pasar y que constituyen, de hecho, una carrera diferente.

En enero esos, caminos diferenciados se correrán en seis etapas y supusieron para la organización un “trabajo de locos”, según define el propio Castera, porque ello significó diseñar básicamente competencias diferentes.   

Una clave en el recorrido de cada Dakar, sobre todo desde que se corre en Sudamérica, es sumar dificultades a las etapas y nuevos paisajes que constituyan nuevos retos.

Después de los tres primeros años en territorio sudamericano, la organización sumó a Perú a la travesía en 2012, y ello supuso un enorme esfuerzo para los pilotos que tuvieron que sobrepasar dos tipos de desiertos diferentes, en una carrera en la que además debieron afrontar pasos fronterizos a más 4.500 metros de altura.

El francés Cyril Despres (cinco veces campeón en motos) admitió en 2012, tras cruzar victorioso la meta en Lima, que ése había sido el Dakar más difícil que recordaba y que se sentía quebrado a nivel físico y emocional.   

La organización piensa continuamente “nuevas dificultades” y la próxima en estudio es una “navegación diferenciada” con tramos en los que no haya ninguna indicación y no figuraren en la hoja de ruta, y etapas en la que los autos vayan por caminos sin traza, como sucedía en África, donde las rutas eran naturales.

“Tenemos la idea de hacer una navegación diferenciada, proponer cosas diferentes, como por ejemplo tramos de 20 kilómetros sin indicaciones, donde los propios pilotos elijan el camino”, reveló Castera.

Con cinco Dakar corridos en moto y ocho años diseñando los caminos por dónde irá el rally, Castera deja en claro que las cosas no son como antes y que a los avances de la tecnología hay que contrarrestarlos haciendo las cosas más difíciles.

“La navegación de hoy no es la de hace veinte años, y si encontramos formas de complicarla un poco más, lo vamos a hacer. Estamos en la fase número uno de eso proceso”, enfatizó.

Castera reveló que su idea es quedarse en el país por los próximos dos años, tiempo en el que se abocará a formar un equipo de trabajo local que tenga ciertas responsabilidades y que evite los viajes constantes entre París y Buenos Aires.

“Si hay gente en Argentina, con más responsabilidad, se puede trabajar mejor desde París. Tengo dos años para encontrar un grupo de trabajo nuevo”, aseguró.

El escritorio de Castera está flanqueado por una pizarra blanca con anotaciones en marcador, fechas y pequeños papeles pegados con instrucciones a tener en cuenta sobre el Dakar que se viene. 

Del otro lado, justo sobre su espalda, hay un enorme mapa de Sudamérica que ocupa casi toda la pared y que, inevitablemente, traen a la memoria las palabras del propio director Lavigne, allá por 2011: “El Dakar llegó para quedarse”.

El hecho de haber dejado su África natal en 2008 casi en la línea de partida a raíz de la convulsa situación en el continente llevó a los organizadores a aceptar la invitación de Argentina de albergar la competencia y de ahí en más se abrió un nuevo capítulo en la historia del rally, que cada año busca sumar nuevos países.

De hecho, la edición 2014 sumará a Bolivia, cuarto país desde que el Dakar recaló en Sudamérica en 2009, año en el que Argentina y Chile fueron los anfitriones hasta que en 2012 y 2013 se acopló Perú, que esta vez no está en el calendario.

Castera ratificó que un equipo de la organización hizo varios recorridos por la región en busca de nuevos desafíos.

“Ecuador, Brasil, Colombia, Paraguay. Hicimos todos esos recorridos, para ver qué posibilidades tenían y son interesantes”, detalló, aunque admitió que “después llevarlo a la práctica es más complicado”.

Tras seis años en tierras sudamericanas, el rally encontró una nueva identidad, una nueva imagen que fue dejando en el recuerdo aquellas postales de Africa para enriquecerse con la diversidad de paisajes locales. 

“Es cierto que allá había más sensación de desierto porque no había nada y eso cambia la forma de ver las cosas de un piloto, pero lo bueno es que ya casi no hay planteos sobre la comparación entre África y Sudamérica”, describió Castera.

En ese sentido, reconoció que “la gente se hizo a la idea de que estamos en otro sitio, lo aceptamos y avanzamos”, y recordó que “al principio, los primeros dos años se objetaba ´bueno, pero en África…’. Ahora lo hacemos con los elementos con los que contamos, lo hacemos diferente”.   Castera relató que la semana pasada en París, durante la presentación del recorrido, quedó claro que “en África las imágenes eran todas iguales, y las de acá son todas distintas. Primero Córdoba y sus sierras, después las arenas grises del Nihuil, al día siguiente cerca del Aconcagua, luego el desierto de Fiambalá… Hay cambios increíbles”.   “Ahora, en Francia, la gente que sigue el Dakar también quiere ver las imágenes de los países sudamericanos”, se entusiasmó.   El Dakar 2014 largará el 5 de enero desde Rosario, irá en dirección norte hacia Bolivia y luego cruzará a Chile para terminar el 18, a los pies del Pacífico en la ciudad de Valparaíso.


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