Viernes 23 de Agosto de 2013
La obra "Carpa quemada", subtitulada "El circo del Centenario 1910", completa con honores la trilogía que el grupo Catalinas Sur inició con "Venimos de muy lejos" y "El fulgor argentino".
La obra, dirigida por Adhemar Bianchi y Ximena Bianchi y escrita por Adhemar Bianchi, Ricarto Talento y Eduardo Martiné con aportes del elenco y del colombiano Orlando Cajamarca, sirve además para festejar sus 30 años de actividad en ese mágico lugar que es El Galpón de Catalinas, en el barrio de La Boca.
Con más de 80 artistas en escena, incluida una pequeña banda de música, el espectáculo se ubica en un circo regenteado por el payaso inglés Frank Brown -un personaje que existió en la realidad, al que una patota de "niños bien" incendió su carpa de la calle Florida en 1910-, y su esposa, la ecuyère Rosita de La Plata, para contar gran parte de la historia patria.
El enfrentamiento de clases se produce desde el principio, cuando la obra comienza en Europa, en épocas de la Revolución Francesa, y se extiende hasta la formación de las Juntas celebradas en España a principios del siglo XIX, que dieron espacio a las independencias en América, incluido el Virreinato del Río de la Plata.
La visión de los autores dista bastante de la historia liberal que primó y suele primar en los claustros y se decide por una postura nacional y popular que, además, es servida con ese talento y esa gracia típica de un elenco que -formado en el barrio por Bianchi & Cía- muestra una capacidad igual o superior a la de muchos profesionales de la calle Corrientes.
Con una mezcla de circo y murga, el espectáculo abarca no sólo el amplio escenario sino una suerte de palcos ubicados al fondo y a los costados, que muchas veces sirven para gozosos diálogos entre la multitud de personajes.
Hay también piruetas y acrobacias que adornan la acción y nunca la interrumpen y una veintena de partes cantadas -algunas sobre músicas ajenas, como supone la murga- apoyadas en buenas voces e indisimulable mensaje político.
Así aparecen canciones sobre los patoteros de levita que incendiaron la carpa, los anarquistas que llegaron a estas tierras para incorporar la lucha política a la inmigración, los personajes del circo, las invasiones inglesas y sus lacayos locales, más líderes populares como José de San Martín, José Artigas, Manuel Belgrano.
Algún personaje está graciosamente diseñado -como Domingo Sarmiento, hecho con títeres de tres tamaños según el retablo que contiene a cada uno-, o Julio Argentino Roca, al que se le endosa características disímiles a las del relato mitrista.
Por momentos el jolgorio se transforma en tragedia, como las lacerantes escenas de las muertes de Mariano Moreno y Manuel Dorrego, jugados también en títeres con una concepción de muñecos y luces francamente conmovedora.
El tema "civilización y barbarie" aparece en escena repetidamente, en ancas del prejuicio y las concepciones de cierta clase media y media alta que trascienden su época y se abalanzan sobre la actualidad, como si ciertas divisiones no se hubieran zanjado en el alma argentina.
"Carpa quemada" va los viernes y sábados a las 22 en El Galpón de Catalinas, Benito Pérez Galdós 93.