Jueves 12 de Enero de 2017
"Yo no tenemos de qué vivir, sino recibo ayuda tendré que cerrar el pueblo", dice con resignación el Delegado Municipal de Pueblo Marini, una pequeña localidad de Santa Fe que el agua está borrando del mapa. No tienen energía eléctrica, todos los caminos están cortados y de los 255 habitantes hoy sólo quedan 140. Muchas familias huyen como pueden del agua. El pueblo es un ejemplo de las consecuencias de elegir un modelo productivo basado en la soja.