Miércoles 10 de Abril de 2013
A través de una carta, Francisco, le prometió al titular de la Corte que le pedirá al Señor "que asista con luz su ardua labor".
El papa Francisco le prometió al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, que le hablará "a Dios" sobre él y "del importante quehacer que desempeña" y que le pedirá que "le ayude en su ardua labor y que asista con su luz y su gracia a cuantos imparten Justicia en los distintos Tribunales de ese amado País".
"Administrar Justicia es una de las más insignes tareas que el hombre puede ejercer. Ciertamente no es fácil y, a menudo, no faltan dificultades, riesgos o tentaciones. Sin embargo, no se puede perder el ánimo", enfatizó Francisco en una carta, con fecha del 23 de marzo y difundida ayer, que le envió al titular de la Corte, quien le había escrito una nota felicitándolo por ser elegido Papa.
"Mi corazón se llenó de alegría al recibir el atento escrito que me ha dirigido, con motivo de mi elección como Obispo de Roma, y con el que me transmite su gentil felicitación. Muchas gracias por sus palabras, todas ellas colmadas de exquisita delicadeza. Pido al Señor que le retribuya con gran generosidad esta muestra de aprecio y cercanía", sostuvo Jorge Bergoglio en la misiva remitida al juez por el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig.
La carta está fechada el sábado 23 de marzo en Ciudad del Vaticano, firmada de puño y letra como "Francisco"; fue remitida por el Nuncio a Lorenzetti el 5 de abril, y ayer la dio a conocer públicamente la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Afirmó Francisco que "tal y como me solicita en su amable carta, cuente con mi plegaria. A Dios le hablaré de Usted y del importante quehacer que desempeña, y le diré que le ayude en su ardua labor, y que asista con su luz y su gracia a cuantos imparten Justicia en los distintos Tribunales de ese amado País".
Luego de instarlo a mantener fortaleza en la administración de Justicia, el Papa dijo a Lorenzetti que "es de gran utilidad tener siempre presentes los bellos ideales de ecuanimidad, imparcialidad y nobles miras que caracterizaron a los grandes magistrados que han pasado a la historia de la humanidad por la rectitud de su conciencia, los conspicuos valores que los distinguían y la irreprochabilidad con que llevaron a cabo su servicio al pueblo".
"Este va uncido a la búsqueda continua de dar en todo momento a cada uno lo que es debido. Se trata de respetar el orden, derrotar el mal, tutelar la verdad. Los que se dedican a ello han de estar adornados de virtudes humanas, en particular grandeza de espíritu, prudencia, sabiduría, integridad y fortaleza", enfatizó.
El Pontífice destacó además que "se requiere asimismo diligencia y abnegación en el desempeño de las propias obligaciones, pues cuando la justicia llega tarde o no llega, se engendra mucho dolor y sufrimiento, la dignidad humana queda lastimada y el derecho postergado". Y añadió: "Le ruego, Señor Presidente, que tenga la bondad de transmitir a quienes trabajan en los Tribunales de Justicia argentinos mi saludo más cordial, junto con una súplica que humildemente formulo: recen por mí, pues mucho lo necesito".