El equipo de Jurguen Klopp fue el mejor a lo largo del torneo, y demostró superioridad en la final. Es la sexta corona europea para los "Reds".
Para bajar el calor en el Wanda Metropolitano, el penal más rápido de la historia de la Champions le puso un baldazo de agua fría al Tottenham. Mientras le dio revancha al Liverpool, en solo 25 segundos de juego, y al egipcio Mohamed Salah de la lesión desafortunada al inicio de la pasada final ante Real Madrid. Con 30 grados pasadas las 21 horas en la capital española, Salah tuvo la oportunidad de abrir el marcador al minuto de juego. La pelota efectivamente había tocado en la mano de Moussa Sissoko, pero luego de pegarle en el pecho. El árbitro esloveno Damir Skomina cobró y la tecnología lo apoyó. Penal avalado por VAR: Salah disparó arriba al medio y gol. Liverpool 1-0 Tottenham.
El mismo VAR que salvó al Tottenham de quedar afuera en cuartos de final al último minuto en Manchester, ante el City, fue la herramienta que le dio un golpe inesperado a los de Mauricio Pochettino apenas sonado el himno de la Champions. Y un inicio inmejorable para tapar los fantasmas de finales perdidas a los de Jürgen Kloop.
Las 63 mil personas que asistieron al estadio tenían un gol de arranque. Gol que condicionó un poco el buen juego del primer tiempo. Un Tottenham impreciso desde entonces debido a los nervios de arrancar en desventaja, que sintió el cachetazo del gol recién salido del vestuario. Del otro lado, un Liverpool que suele empezar agresivo, más relajado que de costumbre por la alegría inicial.
No había jugadas peligrosas, el equipo rojo era más dueño del juego pero sin ser agresivo. Mientras el coreano Heung-Min Son era la única esperanza de los Spurs a base de su velocidad y su ambición por ir hacia adelante, pero no encontró en Harry Kane un socio para hacer daño. A la estrella del equipo londinense, se le notó haber llegado a la final con una inactividad de mes y medio. Mientras, Salah por derecha y hacia el medio, le daba más incomodidad en el desarrollo del juego al Tottenham. Aunque sin ocasiones de gol.
Liverpool lastimó por sus laterales. Tanto Alexander-Arnold por izquierda y Andy Robertson por derecha, eran los más claros para generar que el juego se dispute en campo rival. Aunque la final no tenía emociones en el primer tiempo, y era negocio para los de Pochettino que finalice lo antes posible, para hacer un lavado de cara. El coreano Son, a fuerza de gambeta e insistencia. seguía siendo la única arma para despertar a los Spurs. Se iba el primer tiempo con un Liverpool con más dominio territorial, aunque sin inquietar.
En el complemento, como era de esperarse, el Tottenham tomó más la iniciativa, pero sin generar. Se vieron mejores gestos técnicos e intentos de asistencias con profundidad. También en el Liverpool cuando tenía el balón en su poder. Al estilo Premier League, los dos equipos fueron un poco más en preocuparse por avanzar.
Tottenham obligaba a que el Liverpool se retrase. Pero faltaba el peligro. De buena lectura y aprovechando la ventaja, Kloop movió el banco al hacer ingresar al delantero Divoc Origi por Firmino y luego James Milner por Wijnaldum. Como respuesta, Pochettino llamó a Lucas Moura en una apuesta ofensiva obligatoria. Puso al delantero brasileño quitando del medio del equipo a Harry Winks y jugó los últimos 25 minutos con cinco jugadores de ataque: Dele Alli, Heung-Min Son, Harry Kane, Moura y Christian Eriksen. A falta de quince minutos empezó a generar temor.
Desde la media hora hasta los 42 minutos, el Tottenham estuvo cerca del empate. Kieran Tripper por derecha y la constante insistencia del coreano eran sus fundamentos. Un cabezazo de Dele Ali, un tiro de Son que esforzó al arquero Alisson, un remate de Lucas Moura y un envenenado tiro libre ejecutado por Christian Erikssen que volvió a encontrar las manos de Alisson, fueron las jugadas que amenazaron con poner en igualdad la cuestión. Pero el Liverpool contaba con la soberbia defensa del central holandés Virgil Van Dijk que interceptó lo que se le cruzó en su radar.
Cuando peor la pasaba el Liverpool, a falta de tres minutos, apareció el belga Origi para sentenciar la final. El héroe de la semifinal ante el Barcelona, el que aquella vez puso el cuarto gol para llegar a Madrid, fue quien se ocupó de asegurar la Champions League para los Reds con un zurdazo esquinado que acabó con la fortaleza mental de los Spurs.
La orejona quedará en Anfield, la casa del Liverpool, por sexta vez en su prestigiosa historia. Los rojos así se convierten en los terceros con más títulos detrás de Real Madrid y Milan. Y al carismático Jürgen Kloop se la acabó la maldición de finales en Champions. La tercera fue la vencida para el alemán.
Es justo que el ganador sea de la Premier League. La liga inglesa es la más vistosa y competitiva del planeta. Es justo que Rey de Europa sea el Liverpool, el equipo más agresivo de la temporada. En Madrid fue el que más controló el juego y el único preciso de a ratos. Supo golpear y supo esperar. Por eso fue vencedor de principio a final. Liverpool: un merecido campeón de Europa.
FINAL CHAMPIONS LEAGUE (01-06-2019) TOTTENHAM 0-2 LIVERPOOL
Tottenham Hotspurs: Hugo Lloris; Kieran Trippier, Toby Alderweireld, Jan Vertonghen y Danny Rose; Moussa Sissoko y Harry Winks; Dele Alli, Christian Eriksen y Heung-Min Son; Harry Kane. DT: Mauricio Pochettino. Liverpool: Alisson; Trent Alexander-Arnold, Joel Matip, Virgil Van Dijk y Andrew Robertson; Jordan Henderson, Fabinho y Georginio Wijnaldum; Mohamed Salah, Roberto Firmino y Sadio Mané. DT: Jurgen Klopp. Goles: pt 2' Salah (p); st 42' Divock Origi. Cambios: st 13' Divock Origi por Firmino (L), 17' James Milner por Wijnaldum (L), 20' Lucas Moura por Winks (T), 28' Eric Dier por Sissoko (T), 36' Fernando Llorente por Alli (T) y 44' Joseph Gomez por Mane (L). Árbitro: Damir Skomina, de Eslovenia. Estadio: Wanda Metropolitano de Madrid.