Con la autoridad que marca la historia y con un Cristiano Ronaldo soberbio frente al arco, los merengues otra vez se adueñaron de la orejona aplastando a la Juve. Muy pobres actuaciones de Paulo Dybala y Gonzalo Higuaín.
DESDE CARDIFF.- La expectativa previa de que en está final el Real Madrid iba a tener un equipo duro, que no lo perdonaría si le daba oportunidad, se fue al tacho pasado el cuarto de hora.
Solo quince minutos mostraron a una Juve con ambición e intentando llevárse por delante al más campeón europeo, pero la nafta se le acabó temprano. Quiso hacer daño e intimidar a un Real que no se inmutó. Keylor Navas voló para tapar un peligroso remate de Pjanic en ese lapso. Eso fue todo. La respuesta merengue fue letal: Modric y Casemiro gestionaron, Benzema asistió y Cristiano no perdonó a una vulnerable defensa para marcar el 1-0 tras tiro rápido a ras del césped. Así dijo presente el equipo de Zidane. Con sobrada autoridad para encuadrar la grandeza copera madrileña. Un equipo que solo entiende de ganar.
La Vecchia Signora tuvo una vida más cuando el Pipita Higuaín tiro bombeada una bola al área que Mandzukic paró de pecho y con una tremenda tijera clavó un golazo. Nada que hacer para Keylor y el partido estaba 1-1. Así igualado terminó el primer tiempo con un Real Madrid manejando el balón como quiso, aunque sin herir el arco de Buffon.
En el complemento, el equipo capitaneado por Sergio Ramos comenzó a lastimar y la diferencia fue abismal: se acabó la final temprano. Durante todo el segundo tiempo la sensación fue de un match de primera fase del campeón defensor contra el equipo más débil de la zona de grupos. Así fue la resolución: soberbia goleada con los blancos levantando la copa por tercera vez en cuatro años, logrando que haya un bicampeón por primera vez con el nuevo formato Champions League.
Poco importó la fuerza previa de la squadra italiana y que fue la menos batida en sus 12 partidos anteriores, con solo tres goles recibidos. Bueno, en la final se llevó cuatro a Torino, los que hizo el Real Madrid en 90 minutos y hasta pareció que le hizo precio. Lo que importó fue la potencia, el nivel de juego, la precisión y la experiencia ganadora que tienen en Casablanca para coronar la final con más diferencia en tiempo reglamentario de un equipo al otro en más de 20 años. La última había sido del Porto a Mónaco: 3-0 en 2004. Entre al Real y la Juve hubo tres goles de diferencia, pero pudo ser más.
Los flashes obviamente fueron para CR7 levantando otra vez la orejona, quien con los dos tantos marcados en Cardiff además superó a Leo Messi como máximo goleador de la actual edición de la Liga de Campeones con 12 goles. “Otra temporada otra vez única. El equipo ha estado fenomenal y a nivel individual he estado muy bien. Me preparé para estar bien en la fase final y marqué goles importantes, así que estoy muy feliz”, resumió Cristiano con alegría Real.
“He terminado muy bien el año. Somos el primer equipo en ganar dos Champions seguidas. Un récord más y encima he marcado dos goles”, destacá el hombre de la final.Además, dejó un mensajepara sus detractores que sostenían que estaba acabado: “La gente que me criticaba tiene que volver a guardar la guitarra en el saco. Muchas gracias a la afición por el apoyo, esta copa es suya”.
El portugués se convirtió en el segundo jugador de la historia en marcar en tres finales de la Copa de Europa y en el primero en hacerlo en el actual formato de la Liga de Campeones. El otro jugador que consiguió este récord en la máxima competición continental de clubes fue otra leyenda Merengue: el argentino Alfredo Di Stéfano. La Saeta Rubia ostenta la marca absoluta de conseguir marcar en cinco finales de las siete que jugó en su carrera con el Real Madrid.
El más ganador de la historia lleva tres ganadas de las últimas cuatro Champions. En la Casablanca lejos de aburguesarse, cada vez parecen más motivados ante cada corona europea… Antes con la Saete Rubia, ahora con CR7, el Real Madrid parece adueñarse de otro era.